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Cuando Marino Morikawa era un niño, siempre acompañaba a su padre a pescar en el humedal “El Cascajo”, ubicado en la localidad de Chancay, al norte de Lima. El recuerdo que Marino guarda sobre esa época es el de un humedal de aguas cristalinas y limpias, rodeado de bellas aves como el flamenco.
Lamentablemente en los años 70’ el gobierno local de Chancay empezó a botar la basura de la ciudad en dicho humedal, ocasionando una severa contaminación que se intensifico con el tiempo. Treinta años después la imagen del humedal era desastrosa y triste. Estaba cubierto de basura, emitía un olor desagradable y se había convertido en un criadero de chanchos.
Por entonces Marino Morikawa retornaba del Japón, luego de seguir sus estudios de postgrado en Ciencias Ambientales. Se encontró esta triste imagen. Para el año 2010 el humedal estaba contaminado a un 100% y cubierto de especies invasoras como la lechuga de agua.
Frente a esta realidad Marino se propuso cumplir el sueño de recuperar el humedal. Sin embargo, el inicio no fue fácil. Los lugareños pensaban que esa era una idea loca, inclusive el gobierno local veía imposible recuperarlo. Pero el mundo necesita de este tipo de locos. O mejor dicho, de emprendedores ambientales que demuestren que las soluciones a los problemas del medio ambiente no solo parten del estado, sino también de los particulares.
Marino Morikawa invirtió todo su tiempo y dinero en un proyecto que nadie quería financiar. Centenares de voluntarios se le unieron. Aplicó sus conocimientos en ciencias ambientales. Con la ayuda de la micronano burbuja (nanotecnología) que libera energía y hace que las bacterias se adhieran a ella y unos filtros biológicos, logró descontaminar el humedal. Hoy en día los peces han vuelto a su hábitat, y este espacio natural se ha convertido en el lugar de reposo de aves migratorias. Además, la labor de Marino no solo se queda ahí, pues sus siguientes proyectos incluyen la descontaminación del lago Titicaca y la laguna Huacachina.
Lecciones como la de Marino nos demuestra que la iniciativa privada puede proporcionar soluciones a los problemas ambientales, que el desarrollo tecnológico, más que destruir el medio ambiente, nos permite recuperar nuestra biodiversidad, esos bellos espacios naturales que alguna vez acompañaron nuestra niñez.
Este Artículo fue publicado orginalmente en EME LA REVISTA
http://emelarevista.com/el-sueno-de-marino-morikawa/
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Cuando Marino Morikawa era un niño, siempre acompañaba a su padre a pescar en el humedal “El Cascajo”, ubicado en la localidad de Chancay, al norte de Lima. El recuerdo que Marino guarda sobre esa época es el de un humedal de aguas cristalinas y limpias, rodeado de bellas aves como el flamenco.
Lamentablemente en los años 70’ el gobierno local de Chancay empezó a botar la basura de la ciudad en dicho humedal, ocasionando una severa contaminación que se intensifico con el tiempo. Treinta años después la imagen del humedal era desastrosa y triste. Estaba cubierto de basura, emitía un olor desagradable y se había convertido en un criadero de chanchos.
Por entonces Marino Morikawa retornaba del Japón, luego de seguir sus estudios de postgrado en Ciencias Ambientales. Se encontró esta triste imagen. Para el año 2010 el humedal estaba contaminado a un 100% y cubierto de especies invasoras como la lechuga de agua.
Frente a esta realidad Marino se propuso cumplir el sueño de recuperar el humedal. Sin embargo, el inicio no fue fácil. Los lugareños pensaban que esa era una idea loca, inclusive el gobierno local veía imposible recuperarlo. Pero el mundo necesita de este tipo de locos. O mejor dicho, de emprendedores ambientales que demuestren que las soluciones a los problemas del medio ambiente no solo parten del estado, sino también de los particulares.
Marino Morikawa invirtió todo su tiempo y dinero en un proyecto que nadie quería financiar. Centenares de voluntarios se le unieron. Aplicó sus conocimientos en ciencias ambientales. Con la ayuda de la micronano burbuja (nanotecnología) que libera energía y hace que las bacterias se adhieran a ella y unos filtros biológicos, logró descontaminar el humedal. Hoy en día los peces han vuelto a su hábitat, y este espacio natural se ha convertido en el lugar de reposo de aves migratorias. Además, la labor de Marino no solo se queda ahí, pues sus siguientes proyectos incluyen la descontaminación del lago Titicaca y la laguna Huacachina.
Lecciones como la de Marino nos demuestra que la iniciativa privada puede proporcionar soluciones a los problemas ambientales, que el desarrollo tecnológico, más que destruir el medio ambiente, nos permite recuperar nuestra biodiversidad, esos bellos espacios naturales que alguna vez acompañaron nuestra niñez.
Este Artículo fue publicado orginalmente en EME LA REVISTA
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